Conoce y equilibra tus tres dimensiones: Cuerpo, mente y espíritu

19.08.2021

Tu ser lo conforman tres dimensiones, y tu felicidad se supedita al cuidado de las tres por igual. Estos son los tres elementos que te representan: CUERPO, MENTE Y ESPÍRITU. Lograr el equilibrio entre ellos es la clave para alcanzar una vida plena.


Cuerpo, mente y espíritu se complementan: 

Ninguna de estas tres entidades ha de quedar desatendida, pues entonces puede aparecer el malestar y el sufrimiento, y la imposibilidad de disfrutar de una vida plena.


Hemos de dedicar parte de nuestra rutina diaria a nuestro cuerpo: Asearlo, alimentarlo, vestirlo, mimarlo... Darle aquello que necesita, como una buena alimentación, buenos hábitos y ejercicio. Nuestro cuerpo es nuestro templo sagrado, y debemos cuidarlo. 

"El cuerpo nunca miente."  


Otra dimensión muy presente en nuestro día a día es la mente. No podemos escapar de nuestros pensamientos y emociones, nuestras decisiones, preocupaciones... Puesto que nuestra existencia y devenir proviene de la mente, es fundamental trabajar la concentración, ponernos metas, tomarnos tiempo para conocernos...  Cuidar la mente es cultivarla, aprendiendo de la vida y de tu alrededor. La vida es un continuo aprendizaje. Empieza tu día con pensamientos positivos, lee, escribe tus pensamientos, canta o baila, no te alejes de tu familia y amigos, sé amable con los demás... y no olvides reír.

"Busca dentro de ti mismo, en tu cabeza; y allí lo encontrarás." 


El espíritu, el alma, es el tercer elemento que nos define y que nos hace únicos. Esta parte inmaterial de nuestro ser, mucho más escurridiza que el cuerpo y la mente, debemos cultivarla, mimarla y quererla igual que a las otras dos. Hemos de tomarnos tiempo para pensar en nosotros mismos y en sentirnos bien durante ese momento que nos regalamos. Debemos enfocarnos en nuestro presente, el aquí y el ahora. Dar las gracias por las cosas buenas que nos ha deparado el día y trabajar las emociones que nos han afectado negativamente.

Cultivar el alma o el espíritu es más difícil que tener buenos hábitos para el cuerpo y pensamientos positivos para la mente. Si tenemos un espíritu roto no podemos vivir en armonía, es importante alejarnos de los malos sentimientos que nos acompañan, debemos librarnos de remordimiento, odios y lograr perdón para nosotros o los demás. Si nos dejamos llevar por estas emociones podemos detener nuestra evolución como humanos. A través del amor, el entendimiento, el respeto y en especial con el agradecimiento se podrá interiorizar que somos seres espirituales con un propósito como individuos y como sociedad. 

"El cuerpo se mantiene por los alimentos y el alma por las buenas acciones."